Muchas veces escuchamos a las madres y padres hablar de sus bebés como si fueran extraordinarios por apilar unos bloques, pero en el mundo existe un porcentaje real de chicos y chicas que tienen una inteligencia superior, una gran creatividad e imaginación y una curiosidad insaciable que les facilita el aprendizaje autodidacta.
Se considera que un niño es un genio o superdotado (aunque el término correcto es con “altas capacidades”) cuando tiene un coeficiente intelectual de 130 puntos o más, según parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la Argentina estos niños representan cerca del 5% de la población infantil en edad escolar. ¿Cómo darse cuenta de que un niño podría ser un genio? Así:
1. Son bebés muy demandantes y coordinados
Desde muy chicos se pueden detectar señales: son bebés muy demandantes,se sobrestimulan fácilmente y coordinan con mucha facilidad el cuerpo: levantan la cabeza antes del mes de vida, hacen dos sonidos diferentes al mes y medio, dicen su primera palabra a los 5 meses y a los 6 ya responden a su nombre.
2. Son intensos emocionalmente
Suelen tener baja tolerancia a la frustración, así que hacen berrinches descomunales o tienen una sensibilidad diferente para ciertas cosas: pueden entristecerse o asustarse más con una película, tienen un sentido de la justica muy exacerbado y empatizan con situaciones de desigualdad. También sus sentidos pueden estar más desarrollados, por los que es posible que les moleste la etiqueta de una remera o determinados sonidos u olores, por ejemplo.
3. Les suele ir mal en el colegio
Cualquiera pensaría que para un niño genio ir a la escuela es una pavada, pero la realidad es que el 80% de los chicos superdotados fracasan en la escuela por falta de apoyo. Son niños llenos de energía que se aburren con los contenidos, se sienten desmotivados y se desconectan del momento o se ponen a hacer otra cosa que resulta molesto para los profesores o compañeros. Por este motivo, muchos niños genio son mal diagnosticados con Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA-H).
4. Cuestionan la autoridad
No por rebeldes, sino porque no aceptan nada impuesto que no esté correctamente argumentado. No obedecen ciegamente, las normas deben tener sentido para ellos.
5. Tienen memoria prodigiosa
Se acuerdan de todo: tienen excelente memoria a corto y largo plazo y de todo tipo, incluyendo la memoria eidética (la capacidad de recordar imágenes, sonidos y objetos con un nivel de detalle muy preciso y sin necesidad de usar mnemotecnia).
6. Son autodidactas
Generalmente aprenden a leer y escribir a muy temprana edad y por sus propios medios. Su memoria hace que tengan un vocabulario muy amplio y su curiosidad genera ganas de aprender cosas nuevas constantemente.
7. Son autocríticos, perfeccionistas y competitivos
Tienen un gran sentido de la independencia y la libertad, así que no es fácil educarlos, especialmente en familias y escuelas rígidas con exceso de normas dogmáticas. Son muy exigentes con ellos mismos y con los demás, necesitan hacer todo a la perfección y están acostumbrados a sobresalir por su inteligencia, por lo que se vuelven competitivos si se sienten desafiados en ese aspecto.
8. Ser un niño genio es una potencialidad, no una garantía de éxito
Aún se está investigando cuánto de la inteligencia es genética (heredada) y cuánto no, se estima que es algo que se hereda de la madre. Sin embargo, el entorno suele ser mucho más determinante para que la inteligencia se desarrolle o no. Hay aspectos como la estimulación, el afecto o la nutrición que pueden producir un efecto positivo o negativo en el desarrollo intelectual de un niño o niña. Un chico con altas capacidades puede llegar a ser un adulto exitoso o terminar frustrado, todo depende de la atención que se le preste y el rol que ocupen sus padres.
Hay un genio que conocemos todos: Sheldon Cooper pero, ¿cómo llegó a ser el nerd que todos amamos? Poder verlo en Young Sheldon, la historia de cómo un niño genio se transformó en el científico brillante que conocemos hoy, El domingo 29 de octubre a las 21hs por Warner.
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